Antes de
practicar el embargo de cuentas corrientes, aquí se cobraba un porcentaje ridículo de las multas, mientras que en
Alemania se pagaban prácticamente todas en menos de quince días; nos pensábamos
que era algo cultural hasta que averiguamos qué pasaba allí el día dieciséis:
sábado, 31 de diciembre de 2011
jueves, 29 de diciembre de 2011
Sudarás el pan que te ganes
Algún lector arrugaba la nariz cuando en un
post reciente yo hablaba de repartir el trabajo; quizás se quedaría sorprendido
de saber que es algo que ya hacen en lugares como por ejemplo Alemania, donde
la renta por hora ocupada es muy superior a nuestra (124 contra 108, tomando la
media UE 27 como base 100) cómo también lo es su renta per cápita (118 contra
100); y en cambio, la renta por persona ocupada es más baja allí que aquí (105
contra 109).
martes, 27 de diciembre de 2011
Intersecciones
A la derecha de este blog destaco dos con los que intersecciona: el de Xavier Ferrás, amigo y director de innovación de la Generalitat; y el de Vicenç Navarro, economista prolífico y profesor universitario. ¿Cara i cruz de una misma moneda?
sábado, 24 de diciembre de 2011
Pasqual Maragall
Ayer fui a desear felices fiestas a Pasqual Maragall, el President, el Alcalde,
el hombre que más influencia ha tenido en mi vida profesional; en 1988 se inventó
Barcelona Tecnología, donde trabajé más de veinte años, una iniciativa para “valorizar”
los resultados de la investigación, algo que aquí sonaba entonces a chino.
jueves, 22 de diciembre de 2011
Comprar barato sale muy caro
Veo en televisión una tertulia de economía donde un conocido profesor de IESE,
y por tanto nada sospechoso de comunista, defiende todo lo que hace el gobierno
chino. De entrada me sorprende esa defensa suya del comunismo, o más bien del
capitalismo de Estado comunista; lo pienso un poco y me doy cuenta de que las
corporaciones capitalistas no han tenido nunca ningún conflicto con las
dictaduras de cualquier signo.
martes, 20 de diciembre de 2011
¿Crecimiento?
Alfons Barceló, el
profesor de quien he aprendido todo lo que sé de economía, y que ha sido solo
una pequeña parte de lo que él enseña, me invita a ir a escuchar a Naredo, el economista
que más sabe de economía entendida como el intercambio que mantenemos con la tierra
para sobrevivir y enriquecernos.
lunes, 19 de diciembre de 2011
No son los salarios!
Por metro cuadrado de invernadero, en nuestro Sur obtenemos doce quilos de
tomates y en Holanda obtienen sesenta: ¿quién osa decir que bajando aquí los
salarios ganaremos competitividad? ¿No está bien claro que la ganaremos si
invertimos en conocimiento y tecnología?
sábado, 17 de diciembre de 2011
Una tormenta perfecta
Llevamos meses mortificándonos con la deuda que hemos contraído. Y es cierto que caímos como estúpidos en la
trampa de endeudarnos sin medida, ¿pero por qué?
viernes, 16 de diciembre de 2011
¿Hay que repartir el trabajo?
Voy a comer con Arcadi
Oliveras, presidente de Justícia i Pau, a quien he llevado mi ensayo para
pedirle que me haga la crítica. Lo he encontrado en su despacho lleno de libres
e informes, en la misma universidad en la que fuimos profesores compañeros hace
más de veinte años. El se ha mantenido firme y fiel a su causa, yo no mucho; o
más bien, yo no tengo una tan clara.
martes, 13 de diciembre de 2011
La amenaza amarilla
Es aparentemente tan evidente que se entiende que mucha gente crea que la
competitividad china, como la de otros países en vías de desarrollo, se deba al
bajo coste de su mano de obra; pero que lo crean también algunos economistas
supone muchos días sin ir a clases mientras estudiaban o mucha mala fe.
lunes, 12 de diciembre de 2011
Hemos blindado el euro; ¿y ahora?
Acotar los déficits públicos, como se acaba de decidir en una buena parte de Europa, es como querer atajar la fiebre en lugar de combatir la enfermedad que la provoca. Si aquí pasamos de superávit a déficit público fue porque se contrajo la actividad económica: muchos menos ingresos y, en paralelo, más gasto público para subvenir el paro.
sábado, 10 de diciembre de 2011
De vagos y maleantes
—Escuche.
—Diga, diga.
—No, que me preguntaba si yo podría vivir aquí dentro.
—¿Pero qué dice?
—Alojamiento y comida gratis ¿no?
viernes, 9 de diciembre de 2011
que tire la primera piedra
Aquí construíamos sin medida
y ellos, los del Norte, nos dejaban el dinero sin problema. No tenía ningún sentido, pero crecíamos y teníamos
superávit fiscal, a pesar del déficit comercial exterior i la necesidad de
ahorros de afuera. De repente...
jueves, 8 de diciembre de 2011
Quien esté libre de culpa...
El escrito anterior ha recibido
alguna crítica por hacer culpables a otros, y no a nosotros, de la situación en
que estamos. Lo cierto es que en muchos de previos he abominado tanto, de nuestras propias culpas, que he llegado a
desear una victoria del Norte; pero no de este Norte que exige vasallaje al
Sur y, creyéndose libre de toda culpa, levanta la primera piedra y la lanza
contra nosotros, vagos y perezosos sureños.
martes, 6 de diciembre de 2011
Otra Europa, por favor!
Como bomberos pirómanos, Merkel y Sarkozy ahora quieren rehacer la Europa que han hecho pedazos. ¿Nadie les cantará las cuarenta? ¿No les dirá nadie que no era esta la Europa que soñábamos? ¿Veremos impasibles como nos mandan cambiar la constitución de un día para otro, y como ponen aquí y allí gobiernos títeres a su servicio?
domingo, 4 de diciembre de 2011
De macarras y empresarios
Hay quien se llama
empresario con un modelo de negocio que consiste en seleccionar buen personal,
ofrecerlo a los clientes a un alto precio y pagarle cuanto menos mejor. Un modelo
en todo similar al del macarra con sus putas.
miércoles, 30 de noviembre de 2011
Suecia duplica la inversión española en capital humano
Mientras aquí seguimos pensando en rebajar el costedel despido, los países líderes piensan en cómo hacer crecer y retener elcapital humano. Resultado: mejores salarios y, al tiempo, más beneficios empresariales en su Norte que en nuestro Sur.
El camino contrario al de formar permanentmente y promover a los trabajadores, esto es la vía española desiempre de aumentar beneficios empresariales bajando salarios, nos mantiene enla cola europea en eficiencia y productividad; es decir, nos mantiene con la bajacompetitividad que muestra nuestra deficitaria balanza comercial con el resto del mundo.
Digámoslo una vez más: el problema no son losproductos que vienen de China, sino los muebles que vienen de Suecia, lostomates y las flores de Holanda, las patatas de Bélgica, las máquinas de Alemania...
Peer Ederer, de la Zepellin University de Alemania,ha calculado el “patrimonio capital humano” por persona en función de la inversión en formación general y profesional: 78 mil eur en España, quesólo supera a Irlanda (77) y Portugal (69), por 175 mil en Suecia y 173 enDinamarca. ¿Queréis más datos? Mirad los de inversión en innovación y encontraréis los mismos: nuestro país en el lugar 19 de 27, sólo por delante de lasex-repúblicas soviéticas y compartiendo zona con Portugal, Irlanda y Grècia.
¿Os suenan los PIGS?
Es tan simple que sorprende que se ignore: nogana más quien menos paga, sino quien más obtiene a cambio de lo que paga. Por elmismo motivo que Mesi le resulta barato al Barça y yo, por poco que me pagara, leresultaría carísimo.
Permanentmente formados, bien utillados, con procedimientosoptimitzados y la mejor tecnología a su alcance, un buen trabajador puede producir cien veces lo que producirá uno mejor que no disponga sino de sus manos. Peroclaro, hace falta invertir; era más fácil hacerse promotor, contratar mano de obra no cualificada con contrato temporal, construir a crédito y vender sobre plano.
Así que nada, aquí seguiremos discutiendo cómo abaratarunos despidos por motivos “improcedentes” que, como su nombre indica, más al Norteno proceden; y mientras, nuestro sistema sigue haciendo prácticamente imposible despedirpor los motivos procedentes con que allí sí se puede, como la vagancia, negligencia yabsentismo.
¿Falta mucho para que los “confederados” del Norte ganen esta batalla? (aquí hago un bucle y os invito a leer el post: "¿Sólo es un cuento?)
sábado, 26 de noviembre de 2011
Derechos y deberes
Si estamos obligados a pagar impuestos, porqué no a elegir a quien los ha
de administrar? A quien conviene que votar sea voluntario? No al votante, pienso; este, es decir todos nosotros, soportamos
estoicamente la ensenyanza obligatoria, las normes de circulación, el
pago de impuestos...No vendrà ahora de un par de hores para ir a
votar.
¿Tan endeudados estamos?
No, no lo estamos más que otros países que tienen menor prima de riesgo y no están sometidos a un espectacular programa de recortes sociales. Se puede comprobar en el comparativo de deuda hecho por la BBC con una brillante infografía.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
Esfuerzo vs resultados
No hay cultura del esfuerzo
que valga: la racionalidad que caracteriza al hombre le hace buscar siempre la
solución que demanda el esfuerzo mínimo. Otra cosa es la obsesión por los
resultados: esta me temo que sí es cultural.
La gran contradicción es establecer
una cultura que prima los resultados, no importa cómo se obtengan, y al tiempo
quejarnos porque la juventud ha “perdido” la cultura del esfuerzo que, supuestamente,
tenían nuestros antepasados: se esforzaban si hacía falta, y ciertamente podía hacer
más falta antes que ahora; pero desde que bajamos del árbol que buscamos minimizar
el esfuerzo!
De hecho la innovación, ese
proceso de generación de nuevas formas de hacer, nunca triunfa si no supone un menor
esfuerzo para quienes la adoptan. Buscar como minimizar el esfuerzo de los otros
es la mejor, acaso la única manera de innovar.
Por eso, pretender
inocular cultura del esfuerzo es inútil: gastar más del necesario, para un resultado dado, iría contra la inteligencia
del “homo sapiens”. En cambio, sí que me parece posible y necesario inocular
una cultura del placer con aquello que se hace, opuesta al tramposo placer de los
resultados que obtengas: siempre una zanahoria ante las narices mientras
malgastas el tiempo que le destinas. ¡Pero si no tenemos nada más que tiempo,
si éste es la única materia de nuestra vida!
No hace cimas el alpinista,
ni millas el corredor de fondo, por cultura del esfuerzo sino por el gozo de hacerlo ¡Ese es
el secreto!
La obsesión por los
resultados no deja de ser en todo similar al cielo después de muertos con el que todas las curias — romanas,
comunistas y capitalistas—, nos cambian hoy por mañana.
—¿Cuándo comeremos el pan de hoy, padre?—pregunta el hijo
sorprendido de ver la barra del día
intacta mientras roen la de la vigilia.
—Mañana, hijo mío, mañana.
lunes, 21 de noviembre de 2011
¿Es (sólo) un cuento?
Tom estaba orgulloso
del trabajo hecho: todo el algodón recogido en menos de un mes. Imaginaba contento
al patrón, un buen hombre del Norte que quizás al día siguiente, cuando le
diese la paga, sabría reconocérselo. Se lo habría ganado: de sol a sol sin
descanso, justo uno de muy corto para dar un bocado cuando se lo llevaba la
Sally.
Miró aquellos campos bajo el cielo rojizo del atardecer —un mar verde ondulante
bajo una bola de fuego—; inspiró fuerte para llenarse de aquel aire dulce; se
secó las últimas gotas de sudor de la frente y se encaminó hacia el pozo: antes
de verse con Sally quería lavarse. Hoy la llevaría al cobertizo que había visto
más allá de los barracones, le urgía poseerla a solas: delante de los demás
nunca más!
Se lavó a fondo con el agua que la
palanca hacía subir de ves a saber dónde, de muy adentro, fría que hacía daño.
Muchos la temían: “ni para beberla es buena el agua”. A él no le dio miedo, se
la tiró por encima con el cubo: muy fría, pero siguió mojándose; los sobacos
llenos de tirabuzones, el cuello como el de un toro, el pecho como un armario…
—¿Qué,
guapo, quieres compañía?—Sally salió a recibirlo: llevaba el cabello hacia
atrás y una gardenia blanca detrás de la oreja derecha.
—Mira que eres bonita!—Tom la cogió
suavemente por la cintura, estirándola hacia el cobertizo.
—Tom, ¿dices? a
ver...sí, Tom, aquí está. Buen trabajo, aquí tienes, descontado alojamiento y
comida, aquí tienes veinticinco—le dijo al día siguiente el capataz del amo.
—¿Cómo dice, jefe, alojamiento y comida?
—Y qué te creías, que te lo regalaríamos ?.
Anda, vete y vuelve el año que viene si aún estás fuerte como ahora.
Le dio
el dinero a Sally, —guárdalo tú, mujer, que a mí se me puede perder—, e
hicieron camino hacia la ciudad: veinte casas bordeando un camino lleno de
roderas y a reventar de trabajadores como ellos que se gastaban la paga. Fueron
a buscar un lugar donde dormir.
—¿Para
vosotros?. Será en el pajar, a dos dólares la noche.
—Dos
dólares?—Tom observaba a su mujer:—Con la paga no tendremos ni para diez días.
Dormiremos a serena.
Lo hicieron unas cuantas noches,
levantándose antes de que les tirasen los perros encima. Para comer iban
haciendo con aquellos dólares y al acabarlos se encaminaron hacia McDermont: la
finca estaba desolada, todo el algodón en flor por recoger y la misma casa
deslucida
Encontraron
al señor en la sala grande, solo, a oscuras, sentado delante de una botella
medio vacía dejada sobre la mesa, al lado de un sable brillante: todavía vestía
el desgastado uniforme gris de los confederados del Sur.
—¿Ya estáis aquí? Dios del cielo, sí
que habéis tardado poco.
—No teníamos a donde ir, señor, sale
muy caro dormir a cubierto.
—¿Y qué te creías, hombre libre? Allí
donde vayas habrá un amo. Libres! ¿De verdad os habíais creído que los del
Norte os harían libres?
Tom no sabía qué decir. Tampoco Sally,
que miraba al amo con unos ojos que en la oscuridad eran como dos pequeñas lunas
llenas. “Mejor dejarlo hablar”.
—Ya veis lo que de verdad querían:
vuestros brazos… y pagarlos sólo mientras les hacen falta: después, vete, que
aquí molestas... Benditos, con sus promesas de libertad os los creísteis. ¿Y
ahora qué?
—Quizá tenéis trabajo para nosotros...
—Yo ya no tengo trabajo! ¿No habéis
visto los campos? Todos echados a perder y mi patrimonio, todos vosotros, a
quienes he alimentado desde que eráis niños, ahora vagando por los caminos y
trabajando para otros. Suerte que no se les acudió abrir también las cuadras.
— Yo...
— No digas nada, no hace falta. Ya nos añoraréis, ya... Si más no nosotros, cuando queríamos un trbajador lo comprábamos. Y lo cuidábamos... Pagarlos solo cuando te hacen falta, como a las putos... qué idea! Con razón nos ganaron la guerra!
McDermont
calló de golpe, paladeaba sus palabras. Se llenó el vaso, bebió un trago y observó
largamente a la pareja. Sobre todo a ella. La miraba de arriba abajo y se lamía
el labio inferior con la punta de la lengua.
—Pero
tranquilo, Tom, esta noche os podéis quedar aquí. Tienes una cosa que quiero.
Te daré dos dólares y solo te cobraré uno por el alojamiento.
—Tom!, ¿qué haces con ese sable?—gritaba
Sally una hora después y un segundo tarde: el hierro ya enfilaba carne adentro.
sábado, 19 de noviembre de 2011
Votar y a quién votar no es la (única) cuestión
Para quienes no pudimos votar durante años, poder hacerlo es importante; pero lo es mucho más qué haremos unos y otros el dia siguiente y el otro.
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